En el terremoto de México en 1985, se contaba con escuadrón de rescate canino?
Se cumplen 30 años de aquella fatídica mañana que destruyó parte de la
Ciudad de México, con el terremoto de 8.1 que dejó más de 10,000 muertos y una
marca muy especial para quienes lo vivimos y sabemos lo que la naturaleza puede hacer y lo frágiles que
somos ante cualquier evento que provenga de ella.
En este video, vemos en
vivo como inicia el terremoto mientras la conductora Lourdes Guerrero estaba al
aire y trataba de calmar a los televidentes hasta que la señal se perdió ya que
ese edificio de Televisa cayó, muriendo gran parte del personal que en ese
momento laboraba en las instalaciones de dicha empresa.
Buscando información sobre
el papel que tuvieron los perros de rescate en encontrar personas vivas o
muertas, investigué llevándome la no grata sorpresa de que en ese entonces no contábamos
con escuadrones con perros entrenados para ello; casi todos de las razas Pastor Alemán, Golden y Labrador. Los canes que vimos en esa
ardua labor, venían de otros Países que habían enviado su ayuda.
Hoy teniendo como antecedente
el terremoto, contamos ya con ellos.
Les comparto un artículo
de la Revista Animales de Compañia en donde habla sobre ello:
A partir del terremoto
de 1985, que sacudió a la ciudad de México; se evaluó la necesidad de
contar con escuadras de perros de rescate, esto como producto de observar a
equipos de Francia, Estados Unidos, Suiza, Canadá, Italia y Alemania, países
que habían enviado a nuestro país escuadrones humano-caninas para encontrar
sobrevivientes o cuerpos.
El 8 de febrero de 1986 integrantes de la
Escuela de Trento, Italia, llegaron a México; impartieron un curso de rescate y
seleccionaron personal mexicano para otorgar cuatro becas: dos para instructor
y dos para figurante. Francisco José Barroso Santoyo y su perra de raza
Labrador “Mancha” fueron de los dos elegidos. Al término del curso quedó
instituida la primera escuadra de América Latina, que en México recibió el
nombre de Escuadra Nacional de Perros de Catástrofe.
A mediados de 1986 llegaron a México los
integrantes del escuadrón francés, del cuerpo de bomberos de París, Francia.
Los bomberos franceses utilizaron sus ahorros y tomaron sus vacaciones para
realizar el viaje; impartieron un curso a los bomberos mexicanos y regalaron
cinco perros ya entrenados. También dieron una plática en la Facultad de
Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), ahí se formó una comisión encabezada por el Dr. Eduardo Téllez y Reyes
Retana, la Dra. Graciela Gallegos Gómez, la Dra. Irene Joyce Blank Hamer y el
estudiante Francisco José Barroso, para organizar el primer curso de perros de catástrofe
en octubre de 1986.
De ahí surgió la primera Escuadra de
Perros de Catástrofe Universitaria de América Latina, de este modo la UNAM se
convirtió en la primera institución oficial mexicana en contar con una Unidad
Canina de Salvamento. Posterior a esto, se logró también establecer un convenio
entre la República Francesa y la UNAM para que, en septiembre de 1987 fuese
impartido otro curso a los estudiantes de veterinaria en la misma Facultad. A
los pocos días de la clausura del curso, el grupo francés tuvo que partir rumbo
a El Salvador a causa del terremoto del 10 de octubre. Junto con ellos fue
Germán Otero, quien tomó parte en las acciones y logró salvar tres vidas. Así,
México participó por primera vez en este tipo de rescates.
A partir del año 1988,
el Equipo Universitario se convierte en el actual Programa de Manejadores de
Perros de Búsqueda y Rescate (PMPBR) y se integra en la Dirección General de
Servicios Generales; específicamente en la actual Dirección de Protección
Civil. Por esos días también se crea la Unidad de Intervención de la UNAM, cabe
comentar que los cuatro primeros cuerpos operativos que la formaron fueron:
Bomberos, Vigilancia, Binomios Caninos y Paramédicos de la Dirección General de
Servicios Médicos, dependientes todos de la Secretaría de Servicios a la
Comunidad.
Desde 1986 el PMPBR-UNAM
es un equipo multidisciplinario formado por voluntarios universitarios quienes
reciben de la UNAM, la capacitación e instalaciones necesarias para formarse
como binomios caninos de búsqueda y rescate de personas atrapadas en derrumbes
o desaparecidas en zonas rurales.
Los perros son propiedad
de los voluntarios; generalmente el voluntario que se acerca al equipo es porque quiere que
su mascota haga algo más que vivir en casa, que pueda ser formada para ayudar a
alguien. Actualmente los voluntarios con mayor experiencia se dan cuenta que se
debe seleccionar con mucho mayor cuidado al perro, en muchos casos han obtenido
buenos resultados, pero los de mayor experiencia hacen ahora hincapié en que la
selección de una buena línea de perros de trabajo hace mucho más fácil la
formación de un perro de búsqueda y rescate, el voluntario que no cuenta con
perro tiene la oportunidad de conocer y garantizar en medida de lo posible su
éxito en la formación de su próximo compañero de rescate. Los voluntarios
reciben capacitación en:
·
Primeros auxilios humanos.
·
Primeros auxilios caninos.
·
Navegación terrestre.
·
Rappel.
·
Radiocomunicación
·
Protección Civil
·
Rescate Urbano
Desde su formación, este
equipo ha prestado servicios operativos a la Comunidad Universitaria, pero
también a la población en general, llamando a los teléfonos de emergencia de la
UNAM.
Fuente y fotografia: Revista Animales de Compañia
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